Decía un redactor de la revista Ruta66 en una de sus columnas, que todos los seguidores de Lucinda Williams deberían tener a esta mujer en un pedestal, pues señor sepa usted que no la tenía en un pedestal, pero simplemente porque no la conocía, ahora me postraré ante ella con gran devoción. La protagonista de mis próximas plegarias, siempre he sido muy de postrarme a los pies de mujeres y soltar mis plegarias (ejem), no es otra que Mary Gauthier.
La música de esta cantante americana juega en la misma liga que, sí como no, la señora Williams, y Elien Jewell, pero nos recuerda también bastante a gente como Steve Earle, Ryan Adams, o Townes Van Zandt. Por lo tanto lo que nos escuchamos cuando pinchamos The Foundling su último álbum, no es ni más ni menos que música de raices americana, música de la llamada singer songwriter, country alt., etc; etiquetas a parte, lo que te vas a encontrar es a una mujer con una guitarra acústica, cantando sobre lo jodida que es la vida (y al parecer tiene motivos para pensarlo), con el arreglo de algunos violines y algunas secciones de viento en algunas canciones, pero poco más, aquí no hay mucho rock, no a la manera de las canciones de Lucinda, es todo más sencillo, como más puro, todo muy sincero. Las letras son una delicia, y la forma en la que salen de la garganta de la señora Gauthier más, echen una escucha a Blood is Blood, o Sideshow, March 11, o la tremendamente dura The Foundling... En definitiva, música para poner un domingo por la tarde mientras decides quien coño eres y que mierda vas a hacer con tu vida, un disco para poner al lado de Ryan Adams, y Clem Snide, en fin, tiritas para el corazón que diría aquel. Una gozada.
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1 comentario:
no consumir una tarde de domingo lluviosa
preciosa canción, investigaré si me dejan
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