El no de la noche
el no del dolor,
el no de jamás nos abrazaremos los domingos por la tarde
el no de lo inesperado
Y yo, sincero y cariñoso
con los dedos palpando tus mejillas
con los labios besandote como jamás me has dejado
y aquí mi corazón
solo sin ti,
solo sin tu corazón, y se pregunta:
¿de qué sirven las estúpidas palabras?
¿de qué sirven, idiota tus versos?
¿de qué sirven ahora?, si yo no tengo su amor
y tú hoy duermes sin ella,
dime, ¿de qué sirven?
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