viernes, 31 de julio de 2015


A cada paso que doy
voy pidiendo perdón
al ruido de los árboles,
a la métrica de los viernes 
a los días nublados,
al ladrido de los perros
A cada paso que doy
veo mi caja negra arder
mis esfuerzos y mis miedos
las gotas de sudor de mi pecho
los segundos perdidos de febrero 
los restos, aún calientes de mis fracasos
mi espalda, marcada con tus arañazos
veo prender todo
y aún así,
las raíces me sostienen
pero yo ya no quiero ser
sólo dejar de sentir
no volver,
a comprar el pan de las mañanas
y llegar tarde al trabajo
a esperar que me crezcan las alas
y al volver a casa
bajar el volumen del tivi
para no oír a los muertos gritar
yo sólo quiero no ser
creer en tu dios
como cualquier occidental
desaparecer
flotar como brisa inerte
y jugar entre las olas de tu pelo
en silencio,
eternamente.